Quién no ha soñado con los placeres de un huerto propio:

¡Ensaladas de tomate propio!…..¡Lechugas recién cogidas!……¡Cebollino fresco!…¡Pepino sin aditivos!. etc.etc.

Esta experiencia parece que no esté muy al alcance de los urbanitas. El hecho de que vivamos en ciudades o zonas urbanas, sin más espacio físico que una maceta, no tiene porqué presentar una dificultad infranqueable. Lo más importante, como casi siempre, es la imaginación y el sentido del humos. Añade a esto también un espíritu constante, una fe ciega y mucha, mucha paciencia. Aquí puedes ver lo que han montado algunos que lo han conseguido. Toma nota.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio