Uno de los placeres de caminar por Londres es la posibilidad de encontrar hermosos rincones y resquicios poblados de vegetación entre las bulliciosas calles de la metrópolis. Jardines grandes y pequeños siembran la tranquilidad y calman el stress ciudadano. Su cuidada naturalidad está llena de encanto y de cierta magia, y, a veces uno se puede sentir como en un bosque encantado.

Nuestro viaje imaginario nos lleva hoy a Kensington Gardens, un pequeño parque situado en la zona oeste de Hyde Park. Aunque es uno de los jardines privados del palacio de Kenshington, está abierto al público. Entrar aquí es como aparecer en un cuadro de Watteau o de Fragonard, con sus largas y elegantes avenidas decoradas con magníficos arboles, sus románticas fuentes y sus jardines acuáticos. Un espacio así, desde luego que ha sido el mejor ambiente convocar a las musas y para encender la imaginación de cualquier escritor.

Uno de ellos, y uno de los mejores conocedores de este rincón londinense, fue el escocés JMBarrie. Fueron precisamente estos Jardines de Kensington los que inspiraron la creación de uno de los personajes más queridos de la literatura inglesa: Peter Pan. La historia del pequeño duende volador ha sobrevivido a su creador y sus aventuras con la querida Wendy, con sus hermanos y con el hada Campanilla, son una celebración de la infancia en la que Barrie nos muestra todo lo que ha perdido nuestro mundo de adultos.

Barrie y su mujer Mary vivieron durante siete años Bayswater Road, justo enfrente de los jardines de Kensington. Fue precisamente en esta casa donde se escribió el famoso cuento, quizás inspirado por las caminatas del escritor mientras paseaba a su perro. En estas salidas, el escocés solía encontrarse con Lewelyn Davies y sus tres hijos (George, Jack y el pequeño Peter) a quienes fascinaba contándoles pequeñas aventuras que inventaba sobre la marcha. Estos deliciosos momentos resultaron ser fuente de inspiración para Barrie quien comenzó a crear una historia sobre un niño que se escapa de casa.

Un pequeño muchacho con alas

El personaje de Peter Pan apareció por primera vez en “The Little White Bird” (El pequeño pájaro blanco). Concebido como un libro para adultos, contenía ya episodios sobre un muchacho envuelto en una suerte de mágicas aventuras que ocurrían en Kensington Gardens. A partir de aquí el jardín se convierte de nuevo en el escenario de sus fantásticas aventuras en Neverland, El País de Nunca Jamás. Un lugar poblado con hadas y donde uno puede reencontrarse con la infancia.

En una discreta glorieta rodeada de árboles se puede ver hoy una escultura que rinde homenaje al escritor y a su personaje. Una estatua de bronce muestra a Peter Pan rodeado de las pequeñas criaturas de su bosque encantado. Así nos recuerdan que estamos a las puertas de ese mundo inocente y fantástico donde no es necesario trabajar , donde la palabra éxito no significa nada y donde el esfuerzo no es moneda de cambio. Un mundo donde somos libres para experimentar la alegría de estar vivos.

Mas allá de la fábula, Peter Pan denuncia este mundo de adultos lleno de obligaciones y responsabilidades y donde la imaginación no tiene mucho crédito. Por eso, este pequeño hombre alado se empeña en mantenerse a salvo, en un perpetuo limbo llamado Neverland, una especie de jardín del Edén. Así, volver al jardín significa volver al estado primordial, al origen mismo de nuestro ser.

Neverland, mas que un lugar físico es un estado mental. Una metáfora de nuestra imaginación

 

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